jueves, 21 de marzo de 2013


''Promete que no me fallarás, que me follarás, que me brillarás, que me chillarás entre las sábanas. Promete que este 'siempre' escrito con promesas y subrayado con besos no se borrará ni con el típex del tiempo. Si me subes al cielo, no me bajes, no me tires nunca, que la hostia puede ser mortal. Promete que los 'te quiero' serán conjugados siempre en la primera persona del plural. Promete que cuando hables de mí, hables de nosotros. Promete que las promesas se crean, no se destruyen y tampoco se transforman.''


Un 'que te jodan' en el momento oportuno. No un 'hasta luego', no. No te confundas. Esto es un 'adiós' en toda regla, de los pies a la cabeza. Solo quiero echarte de menos una vez. No más. Solo quiero hundirme con el Titanic una vez. Y luego salir a flote aunque haga frío. Solo una puta vez eso de que las canciones me sepan a recuerdos. Solo una puta vez eso de que el humo de los cigarros escriban tu nombre. Yo solo muerdo el agua por ti una vez, que eso hace un daño de la hostia. Yo solo me disfrazo de ti una vez, y si tú te disfrazas de mí. Acuérdate de eso que decíamos que si queríamos, parábamos los relojes de todo el mundo y a la mierda los problemas. Acuérdate de cómo mi cama no sabía dormirme sin ti. Acuérdate de todas las promesas que nos hicimos en las servilletas de aquel bar que nos daba tequila del malo.

martes, 29 de mayo de 2012

*


Huele a espíritu adolescente

y si frenas, puede que encuentras algo que te haga feliz.

Lo que nos pasa a casi todos es que nos pasamos la vida como locos, pensando en el futuro, con una meta entre ceja y ceja, corriendo hacia ella, sin detenernos ni un segundo a pensar, a mirar, a escuchar, ni si quiera a respirar y no nos damos cuenta de que la vida, nuestra vida, esta pasando mientras que pensamos en que será de nosotros mañana, mientras que corremos y vivimos el presente como cuando vas montado en un coche a 180 kilómetros por hora de noche y miras por la ventanilla y a penas eres capaz de distinguir cuantos árboles, coches o luces hay a siete u ocho metros de ti, ni mucho menos sus colores o formas. Eso mismo nos pasa con las personas vivimos tan deprisa, que no nos paramos a ver como son... Pero de vez en cuando, frenas y cuando frenas piensas, escuchas, miras, y puede que te encuentres con algo que te hace feliz, que ha estado hay desde hace mucho tiempo, pero como ibas tan rápido no lo habías visto de la forma en la que lo ves ahora.